Tenemos una biografía que cargamos durante toda la vida. Mi papa era así, mi mama era agresiva, en el colegio no tuve muchos amigos, era gorda en esos años lo que me causaba vergüenza, mis papás se separaron cuando yo era chico y la relación con mi padre fue siempre esporádica y distante, pasaba en esa época muchas horas solo, mi hermano me golpeaba y yo le tenía miedo...
Nos movemos entonces por el mundo contando reiteradamente la historia de nuestras vidas. ¿No te conté del bullying de que era víctima en el colegio?. Déjame hablarte de mi mama loca. Dame unos minutos para explicarte que la desconfianza que le tengo a los hombres es porque mi papá me daba susto con su vozarrón y su mirada silente y castigadora que provocaba un estallido de culpas por doquier. Yo era la del medio y sentía preferencias claras por mis hermanos de parte de mis padres.
Cada vez que repetimos como loros lo bueno y lo malo de nuestra biografía, renovamos sin querer una única descripción del mundo y nos plantamos estáticos e inmóviles siempre en el mismo lugar sin posibilidad de cambio.
Sigue...